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sábado, 29 de noviembre de 2014

Artesanía cervecera: ¿Artequé..?

Mucho se ha hablado, creo, sobre si el término Cerveza Artesana está correctamente aplicado o no.

¿Le damos otra vuelta de tuerca?

Venga, va, sí; vamos a darle MI vuelta de tuerca...

En primer lugar veamos lo que la Real Academia tiene que decir al respecto del adjetivo artesano/a:

artesano, na. (Del it. artigiano). 1. adj. Perteneciente o relativo a la artesanía. 2. m. y f. Persona que ejercita un arte u oficio meramente mecánico. U. modernamente para referirse a quien hace por su cuenta objetos de uso doméstico imprimiéndoles un sello personal, a diferencia del obrero fabril.


Y si buscamos el término artesanía entramos en uno de esos bucles cuánticos en los que si observas donde está la partícula no sabes a velocidad se desplaza y viceversa:

 artesanía. 1. f. Clase social constituida por los artesanos. 2. f. Arte u obra de los artesanos.

Y no, no pienso adjuntar la definición de cerveza: todos sabemos ya a estas alturas que no se trata de un objeto de uso doméstico precisamente.

Aunque bien mirado, tal vez sí que podría aplicársele lo del sello personal, aunque sea pillar un poco por los pelos la definición a cosa hecha...

Entonces, ¿de qué coño hablamos cuando definimos una cerveza como artesana? Y lo más importante, ¿por qué?


La raíz del problema: Craft Beer y no Artisan Beer


Pues bueno, el equívoco podemos rastrearlo al uso de la palabra inglesa Craft junto a Beer para definir lo que aquí llamamos Cerveza Artesana.

Craft es un nombre (no un adjetivo, cuidado; esta es una de las primeras diferencias) inglés utilizado para definir aquellos trabajos que requieren, generalmente, de ciertas habilidades y conocimientos que no son accesibles al común de la gente.

Dejando de lado las diferentes acepciones y matices de la palabra original, se podría traducir al castellano como Arte u Oficio.

Nada que ver con la artesanía todavía, ¿verdad?

Vale, pues el pollo va y se monta cuando alguien descubre que, la palabra utilizada actualmente en inglés para referirse a quienes practican un arte u oficio (masculino craftman, femenino craftwoman), no es otra que el neutro Artisan.

Me encanta lo ambiguo que es el inglés...Ya que esto permite que el maestro cervecero que elabora una Craftbeer sea llamado Artisan...

Y sin embargo, la cerveza artesana no se denomina en inglés Artisan Beer...

Porque la elaboración de cerveza era originalmente un oficio, y como tal se sigue etiquetando.


Del mal uso de la lengua


Está más que demostrado que en España se le dan mil patadas a la lengua cada veinte minutos de media. No lo digo yo, es un hecho demostrable de forma empírica:

Graba un segmento de veinte minutos de la emisión de cualquier cadena generalista de televisión o radio en hora de máxima audiencia (y no vale elegir segmentos musicales ni trozos de películas, bribones; noticieros, debates o programas de producción propia en general). Echa mano de un diccionario y comprueba todas las palabras que se digan en este intervalo. Anota todas aquellas que no existan, que estén mal pronunciadas o usadas en un contexto dentro del que no tengan aplicación real.

Si acabas con una lista de menos de mil te invito a una birra. Y no he dicho nada de la construcción de las frases...

Por eso es posible que no nos sorprenda y veamos como normal el aplicar los adjetivos artesano/a o artesanal a campos que nada tienen que ver con la artesanía.

Como la cerveza, los embutidos, las mermeladas, los quesos, los panes...

Curioso, todos se pueden hacer (y de hecho se hacían y en ocasiones aun se hacen) en casa...

Pero claro, utilizar el adjetivo casero/a para denominar un producto que tiene que pasar un registro sanitario...

¡Está espectacularmente extendido en el campo de la alimentación! ¡Y además, son productos que gozan de una enorme popularidad aunque su elaboración sea completamente industrial!

Porque algo hecho en casa está hecho con cariño, con los mejores ingredientes que se pueden comprar, usando esa receta tradicional que ha pasado de madres a hijas durante generaciones.

Porque todo el mundo sabe, que los mejores macarrones (sustituir en cada caso por el plato favorito del lector, ese que le arranca lágrimas de añoranza cada vez que lo prueba, que le transporta a los días de fiesta de su niñez) son los que prepará mamá...

Pero no la cerveza.

En el caso de la cerveza, el adjetivo casera supone un estigma de baja calidad y nulo control.

Hay que joderse; conozco cervezas caseras que harían llorar de éxtasis a más de un catador, y cervezas comercializadas como artesanas que no le daría a beber ni a mi peor enemigo (no, no digo marcas ni cervezas concretas; y venir a la tienda tampoco supondrá que puedas adivinarlo viendo las que no tengo a la venta; porque puede que las que no estén en las estanterías o la nevera estén agotadas o no las haya implantado todavía, so listillo).


La marca de Caín


Queda claro que en el caso de la cerveza artesana, el uso como epíteto del adjetivo casero/a supone que en su elaboración los equipos que se utilizan son mucho más rudimentarios que en las cerveceras, y que (evidentemente) no pasan por el filtro de control del Registro Sanitario. Y sí, señor Carceller, en ocasiones se elaboran en garajes. O en cualquier otro lugar en que el cervecero aficionado pueda montar su equipo.

Pero no es más que uno más de los casos de hipocresía social tan extendidos en nuestro país.

Porque en la gran mayoría de ocasiones la única diferencia entre una cerveza casera y una artesanal es la capacidad productiva de los equipos, ya que incluso pueden llegar en ocasiones (vale, lo se; no es lo más habitual y una mayoría de birras caseras se siguen macerando en neveras de camping y fermentando en cubos de plástico de grado alimentario o garrafas de agua recicladas) a ser mucho más sofisticados que los que se pueden encontrar en algunas cerveceras. Y no hablemos de las medidas higiénicas, o el control de calidad de las materias primas y el producto acabado.

Porque el cervecero artesano tiene en cuenta a su clientela y la venta de su producto. Y cuida que este salga de sus instalaciones en las mejores condiciones posibles.

Pero el cervecero casero piensa en su propia seguridad alimentaria y su propio disfrute. Y en el despellejamiento público delante de sus colegas si la cerveza le sale chunga, contaminada o simplemente, mala.

Y sin embargo seguimos pensando que la cerveza casera es la mala, la irregular, la que se hace sin ningún tipo de control de equipo y materiales... Y nos ofendemos si insinuamos algo de lo anterior en relación con la artesana...


¿Corregimos la injusticia o al menos le damos la vuelta a la tortilla?


No creo que sea posible devolver el brillo al concepto casero en relación a la elaboración de cerveza. Y sin embargo sigo sin ver correcto lo de Cerveza Artesana... Aunque lo use cada día miles de veces.

Yo creo que, tal vez, podríamos acuñar un nuevo término para las cervezas que se elaboran para explotar comercialmente, que no induzca a error, y que siga permitiendo diferenciarla tanto de la que se elabora a nivel casero como de la que se elabora de forma industrial.

Cerveza Especial es una etiqueta que es mejor no utilizar, ya que muchos productores de cerveza industrial la etiquetan en un intento fútil de distinguir su producto del resto.

Entiendo que hacer referencia al uso de los materiales utilizados es alargar de forma estúpida la denominación... Indicar que la cerveza ha sido elaborada con maltas de cereal, cereal, agua y lúpulo, queda muy bonito... En la parte de atrás de la etiqueta, o a un lado, en letras muy pequeñitas...

¿Que os parecería entonces si cambiamos lo de Cerveza Artesana o de Elaboración Artesanal por Cerveza de Elaboración Tradicional?

Y al mismo tiempo podemos cambiar lo del Cerveza Industrial por Cerveza Procesada...

O no, que total, mi opinión solo es una gota de agua en el proceloso océno que es internet...

Pero ya que tenemos una lengua muy rica... ¿Por qué no aprovecharla para algo más que catar cerveza?


Toma ya polisemia...

Salus et Birras...

By Mikel...

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