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Este es el blog de L'Art en Birra, una tienda de cerveza artesana, materiales y equipo para elaboración casera.
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viernes, 24 de abril de 2015

¿La crisis del lúpulo?: El precio de las modas

Últimamente hemos podido asistir a una explosión creativa en el mundo de la cerveza artesana, centrada en su mayor parte en el uso de lúpulos muy aromáticos, de marcado carácter afrutado, hasta el punto que en las estanterías de muchas tiendas se agolpan IPAs y APAs en las que predominan tres o cuatro variedades de esos preciados conos verdes... No voy a decirlos en voz alta, pero muchos tendréis en mente los nombres de estos Cuatro Jinetes del Lupulocalípsis...

Esta moda, como yo la llamo, ha llegado hasta el punto de que estas variedades de lúpulo se hayan convertido en productos codiciados y ansiados, de forma que la demanda parece haber superado en mucho a la oferta, con los problemas que eso conlleva: falta de stocks por un lado, y un importante encarecimiento de los que hay disponibles. Y esto no solo afecta al sector de la elaboración comercial, encareciendo sus costes, sino que también toca de refilón al elaborador casero, que ve como la misma variedad de lúpulo se encarece y se vuelve más difícil de encontrar en el mercado.

¿Y quién tiene la culpa? Nadie en realidad... Ni siquiera el propio productor del lúpulo.

Nadie tiene en realidad la culpa, ya que es muy comprensible que, si un estilo de cerveza elaborada con unas variedades de lúpulo concretas funciona y se vende bien, otros fabricantes quieran aprovechar el tirón y elaborar cervezas que también se vendan bien. Porque en realidad todos sabemos que de lo que se trata es de vender... ¿No?

Pues bueno, eso deja en manos del productor del lúpulo el testigo en relación a los problemas que hay con los lúpulos de moda. La producción no da para atender toda la demanda. Y se incrementan los precios. Y escasea el lúpulo.

Pero, ¿no podrían los productores prever este incremento en la demanda?

Pues sí, y no.

El lúpulo es una planta que se propaga de forma asexual por esquejes o rizomas. Se puede plantar más lúpulo de una variedad concreta de un año para el siguiente en función de las ventas y hacer una previsión de cara al año siguiente... Solo que no es tan sencillo.

Los rizomas se plantan en primavera, evidentemente, y se cosechan a principios de otoño... Es decir, que a lo largo del año se está vendiendo el lúpulo producido el año anterior. Y las ventas de este año no pueden afectar a la producción del año próximo, porque ya está plantada.

¿Se empieza a ver el problema?

Porque en función a las ventas del año pasado, podemos planificar qué plantar de cara a dos cosechas vista... Pero peor todavía: el lúpulo solo alcanza su máxima capacidad de productividad al segundo año de ser plantado... Es decir, que el productor ha de calcular la producción que tendrá que hacer de aquí a tres cosechas en función a las ventas de la producción de hace dos años...

¿Todavía no nos hemos perdido?

Bueno, pues a eso añadámosle el que algunas variedades de lúpulo están patentadas. Es decir, que solo puede producirlas la empresa que ha creado el híbrido en cuestión (y aquellos autorizados por la misma empresa). Y la capacidad productiva de estas empresas está limitada por el espacio cultivable del que disponen. Y no producen una sola variedad de lúpulo.

En fin, que si sois cerveceros caseros ahora ya podéis empezar a entender por qué de vez en cuando hay determinadas variedades de lúpulo que cuestan más obtener y son más caras de lo que eran la última vez que las comprasteis. Y si solo sois consumidores de cerveza artesana, tal vez os sirva para comprender por qué determinada variedad de cerveza de determinada marca está agotada y va a tardar más de la habitual en volver a estar disponible (a menos que el fabricante decida cambiar la receta y mantener el nombre de la cerveza... algo que el tiempo nos dirá si al final era tan buena idea como parecía al principio).

Salus et Birras...

By Mikel...

sábado, 18 de abril de 2015

#La Ronda 32: Pale Lager, ¿Estilo Maldito?

Una vez más participamos de La Ronda, en esta ocasión pagada por Rul, del blog Tortubeer, y que versa sobre las cervezas lager en general, y las más claras en particular.


La mala prensa


Empecemos indicando que la división de las cervezas por el tipo de fermentación entre ale y lager obedece a razones muy diversas, siendo la principal el tipo de levadura que utilizan. Casualmente las cervezas fermentadas con levaduras lager, de baja fermentación, de fermentación fría o cualquier otra etiqueta similar, son las que se han popularizado entre el mercado de las cervezas de procesado industrial en gran parte de Europa (excepto en ese pequeño reducto insular que es el Reino Unido).

Tradicionalmente se trataba de cervezas fermentadas a temperaturas más bajas y con un plazo de fermentación más largo, que necesitaba a su vez de un largo periodo de maduración para acabar de afinar sabores y aromas. Son cervezas que se caracterizan por unos aromas muy sutiles debido al uso de lúpulos nobles centroeuropeos, una amargor moderada, suelen ser generalmente suaves en cuanto a cuerpo y graduación alcohólica, y en ocasiones disfrutan de una mayor efervescencia que las ales.

Si os fijáis, las características de estos estilos las hacen ideales para elaborar a gran escala en una planta de proceso industrial. ¿Por qué? Pues porque el bajo nivel de amargor y aroma permite reducir el aporte de lúpulos, y la ligereza de su cuerpo permite utilizar adjuntos como el maíz o el arroz para abaratar el macerado. En definitiva, porque resultan más baratas de elaborar a gran escala que las ales. Y eso, en un país con poca tradición cervecera, suponía la posibilidad de crear el modelo de negocio desde la base, creando el producto y asociándolo a un tipo de consumo social muy concreto.

Por eso se establecieron inicialmente estilos de cerveza muy suaves, refrescantes y fáciles de beber, ideales para la consumir bajo la canícula estival.

A día de hoy, las cervezas elaboradas por procesado industrial en España son casi en su totalidad fermentadas al estilo lager, aunque sus procesos de fermentación y maduración son acelerados de forma artificial. Y hasta no hace mucho tiempo, la disfrutábamos sin problemas. Parte de la culpa de la mala prensa que tienen entre sus detractores se originan precisamente en los subproductos derivados de esta manipulación consciente de los procesos naturales para rentabilizar la producción.

Pero claro, empezaron a llegar las cervezas de importación. Se trataba de cervezas de estilos distintos a lo que estábamos acostumbrados, claro (¡cervezas alemanas que sabían diferentes!, ¡cervezas elaboradas con trigo!, ¡cervezas de abadía belgas!, ¡cervezas inglesas súper amargas!, ¡cervezas negras, cremosas y con un toque tostado delicioso!)... Y empezamos a comparar... Y en ocasiones, nuestras cervezas de toda la vida salían perdiendo. Por eso empezamos a buscar cosas distintas, como la doble malta de los cojones...

Y de pronto , como si no quiere la cosa, algunos nos empezamos a interesar en la elaboración de cerveza en casa (mucho, mucho antes de que Internet pusiese toda la información del mundo mundial a nuestro alcance con un solo clic de ratón). De ahí a empezar a elaborar... Bueno, digamos que los principios no fueron fáciles, ya que ni contábamos con toda la información ni con los medios que tenían nuestros correligionarios ingleses o estadounidenses.

Pero una cosa nos quedó muy clara: Aunque era fácil hacer cerveza, no era tan fácil hacer cerveza como la de las grandes fábricas...


Convertir un problema técnico en una excusa... Y hacer bandera de ella


El principal problema a la hora de elaborar cerveza de baja fermentación, no solo estribaba en que las cepas de levadura lager eran bastante difíciles de conseguir en un mercado ampliamente dominado por los estilos ingleses y americanos de elaboración. Las maltas necesitaban de complicados procesos de macerado por pasos a diferentes temperaturas controladas, durante periodos de tiempos concretos y muy precisos (recordad que estamos hablando del Pleistoceno Cervecero; a día de hoy todo es más fácil y la información más amplia). Y además, también había problemas para mantener las bajas temperaturas de fermentación y madurado, sobre todo porque había que hacerlo durante los largos periodos que necesitan estas levaduras para conseguir el limpio aspecto, aroma y sabor típico de este tipo de estilos. Y oye, si después de todo la cerveza de alta fermentación estaba muy buena, y con los lúpulos que llegaban se podían hacer cosas muy, muy cachondas...

Y sobre todo, tenías la cerveza lista en menos de la mitad del tiempo necesario para hacer una lager.

Con el tiempo, más del 90% de la cerveza que se elaboraba de forma artesanal en España era de fermentación ale. Y de elaborar en casa pasamos a la venta de pequeños lotes entre amigos familiares y allegados, al nacimiento de las primeras cerveceras artesanas, y el panorama siguió exactamente igual.

Las cervezas ale permitían una mayor creatividad, eran más fáciles de elaborar, y se diferenciaban de forma muy notoria de la cerveza elaborada por procesado industrial en sabor, cuerpo y aroma. Y pronto se empezó a considerar que la cerveza lager era peor que la ale. Y las cervezas de estilos pálidos, las más claras, aquellas pertenecientes a un estilo en concreto que se caracteriza por su suavidad y sutileza de sabores y aromas, empezaron a estar mal vistas entre el fandom (sí, he dicho fandom, ¿vale, fanboy?) de las cervezas artesanas.

Y aunque algunos cerveceros artesanos disponían en sus catálogos de excepcionales cervezas lager pálidas, y siguen disponiendo de ellas, muchos fanboys y fangirls hacen gala de un esnobismo desmedido mientras las desprecian al más puro estilo hater, bajo la premisa de que no saben ni huelen a nada, o peor aún, me recuerda a una [inserte su marca más odiada aquí].

Perdónales Byggvir, porque no tienen ni puta idea...

¡Se supone que deben ser precisamente así..!

Bueno, no exactamente.

Pero sí deben ser cervezas ligeras, fáciles de beber, suaves, poco aromatizadas, poco amargas, con la maltosidad justa y una salida más bien tirando a seca y poco empalagosa.

Son estilos (ya que no es solo uno) que pueden gustar o no. Pero desde luego no se merecen el mal trato que reciben por parte de un segmento bastante amplio de los aficionados a las cervezas artesanas de nuestro país (en otros, como los Estados Unidos, esto no pasa, coexistiendo sin problemas lagers y ales en el mercado de las craftbeers), equiparándolas sin piedad ni descanso a productos de elaboración masiva y procesado industrial, con los que lo único que tienen en común es el nombre del estilo bajo el que se supone que están elaboradas.


La actualidad de las lagers pálidas


Es un hecho que mucha gente no disfruta de las cervezas artesanas si estas no tienen cantidades ingentes de lúpulo. La gente busca cervezas con cuerpo, con sabor, con aroma, con amargor... Y eso es bueno. Pero no quita que una cerveza lager pueda reunir algunas de estas características.

A día de hoy se elaboran muy buenas lagers en España a nivel artesanal, y lamentablemente hay mucho aficionado que no está dispuesto a darles la menor oportunidad por culpa de esos prejuicios tan molestos que han desarrollado hacia todo lo que no sea una ale supermegahyperchachilupulizada de la muerte.

Y oye, que no son solo las lager pálidas las damnificadas... Muchas rubias de estilo belga se ven arrastradas por esa vorágine del no saben ni huelen a nada y me recuerda a una [inserte su marca más odiada aquí], dado que son la equivalencia en fermentación ale de las lagers pálidas, aunque sin el factor peyorativo que supone el compararlas con las cervezas de procesado industrial.

Y sin embargo el mercado parece estar preparado para un resurgimiento de este estilo de fermentación, y para muestra, un botón de nombre maorí:

Aotearoa.

Se trata de una cerveza artesanal, elaborada por la navarra Naparbier. Una cerveza lager lupulizada, espectacular, y que demuestra que se pueden hacer cosas muy atractivas con levaduras de baja fermentación y saltándose un poco a la torera las tradiciones impuestas por la Ley de Pureza de 1516 utilizando lúpulos de Nueva Zelanda con deliberada generosidad y buen tino.

Vale, de acuerdo, Aotearoa es la excepción, y no la norma.

Por ahora.

O puede que no.

Porque el problema de la elaboración lager sigue estando ahí. La necesidad de utilizar infraestructuras especiales para mantener bajas la temperatura en el macerador y el tanque de maduración, con el agravante del periodo de ocupación necesaria de las mismas, que reduce de forma drástica el volumen productivo de las instalaciones.

Es decir, que volvemos al principio en el tan habitual movimiento circular de estos temas:

  • La dificultad de elaboración limita la oferta.
  • La limitada oferta reduce la capacidad de penetración del producto entre el público.
  • La falta de penetración limita la apreciación y la demanda del producto.
  • La falta de demanda limita la capacidad de crecimiento del fabricante.
  • Y volvemos al primer punto.

A sí que, a fin de cuentas, no, no considero que las cervezas claras de baja fermentación pertenezcan a un estilo maldito.

Maltratado por la opinión pública y el fandom, sí.

Maldito, no.

Salus et Birras...

By Mikel...

miércoles, 8 de abril de 2015

L'Art en Birra: Un año de Cerveza Artesana

El pasado domingo cumplimos un añito de vida ya como empresa.

No hubo celebración ninguna, porque era domingo y teníamos cerrado, y el lunes fue festivo aquí en Barcelona. Y dos días después, pues como que no apetecía, la verdad. Y total, solo hace un año que subimos por primera vez la persiana.

Un año, a lo largo del que hemos sufrido, nos hemos esforzado, y hemos batallado en mil frentes distintos.

Un año durante el que hemos crecido como personas y como empresa.

Y lo que nos queda.

Empezamos este proyecto con mucha ilusión y mucha pasión. La pasión sigue. Y la ilusión. Por mucho que esta última se haya ido erosionando y quedando por el camino. Porque teníamos mucha, mucha ilusión. Y pese a las incontables trabas que nos hemos encontrado a lo largo de este año de singladura, de las que no nos apetece hablar todavía, aun nos queda una reserva importante.

Durante estos meses hemos aprendido mucho más de lo que creíamos saber sobre la cerveza. Y creíamos saber mucho. Y descubrimos que sabíamos mucho más de lo que creíamos. Hemos descubierto que este mundillo tan apasionante esconde un sinnúmero de trampas y precipicios, dispuestos a abrirse bajo los pies de los incautos que no miran por donde caminan. Hemos conocido a gente maravillosa, dispuesta a ayudar a los demás por la sencilla razón de compartir una pasión común. Y hemos descubierto animadversiones absurdas, rencillas enconadas y tensiones irresolutas, que amenazan con convertir lo que no deja de ser un plácido sector empresarial, en una guerra fratricida entre gente que, en el fondo, desea lo mismo y por las mismas razones.

Aun tenemos camino a recorrer. Pasos a dar para mejorar el servicio que ofrecemos a nuestros clientes. Pasos para optimizar aún más nuestro modelo de negocio y empezar a sacar algo de beneficio del mismo. Pasos para asegurarnos de que L'Art en Birra sea lo que soñamos un día que sería:

La tienda de referencia en cerveza artesana y elaboración casera de cerveza de todo el Baix Llobregat.

Quiero aprovechar para dar las gracias a todos aquellos que nos han apoyado en este primer año de vida:

A los familiares y amigos que siempre han estado ahí, dando su apoyo incondicional en todo momento. A los nuevos amigos que hemos hecho a lo largo de este viaje; los amigos que se han convertido en clientes, los clientes que se han convertido en amigos, los amigos que seguís este blog y nos leéis en Facebook y Twitter, y a todos aquellos que hacéis que cada mañana me levante con ganas de subir la persiana.

El pasado domingo cumplimos un añito de vida ya como empresa.

Y no, no lo celebramos.

Tal vez el año que viene.

Somos L'Art en Birra. Y si te gusta la cerveza, seguro que encuentras algo de tu agrado en nuestra tienda.

¿En qué podemos ayudarte?

Salus et Birras...

By Mikel...